Como empresa o entidad se suelen tener muchas preocupaciones en el ámbito económico, ya que además de generar beneficios, también se tienen obligaciones y pérdidas. Por ello en este apartado decidimos explicarte una alternativa que te puede dar un apoyo en caso de que suceda lo imprevisto: alcanzar un punto de insolvencia.
Es una situación impensable para muchos, pero eso no hace que sea del todo improbable que suceda, por ello como entidad es importante conocer cualquier derecho que pueda servir como respaldo para esta clase de situaciones.
¿Qué es el proceso concursal?
El proceso concursal es un tipo de proceso que ha sido muy utilizado por empresas y personas cuando caen en una situación crítica en cuanto a sus ingresos y no tienen la posibilidad de encargarse de sus obligaciones económicas, estando por tanto en situación de deuda con sus proveedores.
El estado en el que una entidad deja de ser capaz de hacerle frente a dichas obligaciones, se le conoce como situación de insolvencia, y precisamente el proceso concursal es el procedimiento que tiene como labor dar una respuesta a esta situación, siendo la intención que tanto el deudor como los acreedores lleguen a un acuerdo que pueda satisfacer a ambos, y en el caso de que no fuera del todo posible, se determina un mecanismo de liquidación ordenada perteneciente a la compañía.
En la mayoría de las ocasiones es complicado llegar a este acuerdo, pues se estima que solo ocurre el 3% de los casos aproximadamente, otra opción también es liquidar y malvender los activos de la empresa para intentar solventar la deuda, una tercera opción es vender la empresa o parte de ella para lograr lo mismo.
El derecho concursal es importante ya que se encarga de mejorar directamente la seguridad financiera y mercantil entre el comercio de empresas, aportando a los acreedores del pago que les corresponde y dejando un espacio más organizado y regulado para que los deudores puedan saldar la deuda de la mejor manera.
¿Cuál es su ámbito de aplicación?
Su ámbito de aplicación puede darse de dos maneras, la nacional que aplica a entidades o empresas que pertenezcan al país residente, y la internacional, que tiene lugar en el momento de verificar que alguna de las dos partes —Acreedor o deudor— sea extranjero.
El derecho concursal se ejecuta en menos fases a comparación del protocolo de hace poco menos de 20 años, se fija todo el proceso como el concurso de acreedores, a su vez cumpliendo con 3 fases determinantes:
En la primera se colocan sobre la mesa todas las características financieras y administrativas que tengan relación directa con el caso, siendo la siguiente fase en la que se llega a una sentencia clara que determina cualquiera de las tres opciones anteriormente mencionadas.
En la tercera fase, después de la sentencia, se determinan las responsabilidades correspondientes al deudor.
Cabe destacar que si se diera el caso de que con un tiempo transcurrido el deudor no es capaz de saldar la deuda y de cumplir con las nuevas responsabilidades asignadas, derivaría de esta situación una judicialización, consiguiendo otra vía por la cual se pueda completar el pago.