Se acerca abril y se abre el plazo para regularizar las cuentas con el fisco, pero siempre nos surge la misma duda. ¿Es mejor hacer la declaración de la renta nosotros mismos o que nos la haga un profesional?
Cuánto cuesta hacer la declaración de la renta
Lo más recomendable es la segunda opción, ya que la normativa cambia constantemente, aparecen nuevas deducciones a las que nos podemos acoger y nuevos requisitos que tenemos que cumplir si queremos evitar una sanción. Además, teniendo en cuenta que la sanción mínima que impone Hacienda es de 200 euros, el precio que nos cobre un profesional no nos va a parecer tan elevado.
No obstante, cada uno es libre de hacerlo por su cuenta, y aquí vamos a dar unas nociones básicas para presentar nuestra declaración.
Pasos para presentar la declaración de la renta
Lo primero, es acceder al apartado de Impuesto de la Renta de las Personas Físicas de la web de la Agencia Estatal de Administración Tributaria (AEAT). Para ello, vamos a necesitar un certificado digital o la clave permanente, para obtenerlo, nos tenemos que personar en un punto habilitado previamente. Otra opción, es utilizar la casilla 505 del año pasado, nuestro número de Documento Nacional de Identidad y la fecha de caducidad del mismo. Si no presentamos el año anterior, sustituiremos la casilla por los 5 últimos dígitos de nuestra cuenta bancaria.
Una vez dentro, tenemos que ratificar nuestro domicilio, por lo que es necesario añadir la Referencia Catastral de nuestra vivienda habitual. Si no la conocemos, podemos buscar en la escritura, contrato de alquiler o localizarla en la web de Catastro.
Luego, añadiremos los datos personales y familiares. Ascendientes y descendientes que den derecho a deducción, edad, estado civil o si existe algún grado de discapacidad.
Cuando aportemos estos datos, el programa podrá abrir una pestaña de aviso. Estos son los datos que Hacienda conoce pero no ha trasladado automáticamente. Por ejemplo, si tienes una hipoteca, te permite la opción de añadirlo al cálculo de la declaración o no. En este caso, una hipoteca de 2.008 genera deducción pero una de 2.020 no, mucho cuidado porque la responsabilidad es siempre tuya y si te deduces algo que no corresponde, habrá sanción.
Una vez aceptados y rechazados los datos de los que Hacienda tiene conocimiento, podemos comenzar a realizar la declaración. Lo primero, si somos trabajadores por cuenta ajena, lo ideal sería comprobar los certificados de retenciones emitidos por las empresas y cotejarlos con los rendimientos dinerarios, cotizaciones a la seguridad social y las retenciones. Si son correctos, solo tenemos que añadir las deducciones y la información que requiere Hacienda.
Existen deducciones estatales como el asesoramiento jurídico en caso de despido o la cuota de afiliación a sindicatos. También existen deducciones autonómicas que variarán dependiente de la Comunidad Autónoma en la que nos encontremos. Como, por ejemplo, la ayuda al alquiler de vivienda habitual o tener un grado de discapacidad.
En el caso de autónomos o de rendimientos por capital mobiliario como la venta de acciones o los derechos pasivos, el proceso es algo más complejo. En cualquier caso, siempre recomendamos que la declaración de la renta la haga un profesional.